En general, los ejemplos de esta serie suelen ser un tanto exagerados. En este caso, un poco de razón tiene, pero no tanta, porque si bien es cierto que toda una serie de comportamientos nació precisamente como medio de cortejo, a día de hoy está tan integrado en la mente de la sociedad que llevaría un tiempo deshacerse de dichos comportamientos. Además de que los restaurantes de lujo todavía tendrían a los clientes que van porque desean sentirse superiores y a los que son extremadamente sibaritas.
Si se le diera la vuelta (y se le aplicase la misma exageración retroactiva que ahí), muchos comportamientos que se consideran propios de las mujeres desaparecerían. En ausencia de retroactividad, no, ya que, al igual que en el caso de los hombres, dichos comportamientos han adquirido otros tintes que servirían para perpetuarlos.