¿Quién se tomaría en serio a unos estudiantes de primaria, cuando comienzan una guerra entre ellos? Pero cuando los suelos del colegio se convierten en trincheras, y las ventanas tiemblan por las balas y explosivos, ni siquiera los profesores pueden seguir ignorando el campo de batalla escolar... ¿Pero cómo detenerles? Si cuando los adultos difieren, van a la guerra, ¿por qué los niños deberían ser distintos?